sábado, 20 de octubre de 2012

ASI MISMO ES


REPÚBLICA DOMINICANA EL PAÍS DONDE EL POBRE QUE SE ENFERMA SE MUERE


Julio César Martínez, José Antonio Tejada, Manuel Santana, Fernando Cabral y Leslie Cooper son cinco personas con historias diferentes. No se conocen, pero tienen una realidad que los une: fueron abandonados a su suerte en un hospital de la capital, como ocurre a muchos dominicanos y extranjeros de diferentes edades. Julio César, de 76 años, se coloca cada mañana en uno de los pasillos de las salas de internamientos del hospital Darío Contreras en espera de que uno de sus dos hijos acuda a recogerlo; pero sus esperanzas se alejan, ya que su condición de salud es cada vez más precaria. A Martínez todavía le queda un poco de lucidez. Recuerda que nació en Santiago, que tiene dos hijos, uno de ellos llamado Julito Martínez, y que antes de llegar al hospital, hace un año, vivía en la avenida Isabel Aguiar, #59, de Santo Domingo Oeste.

Manuel Santana tiene 42 años y es nativo de Villa Mella, Santo Domingo Norte. Hace dos años fue llevado al hospital Francisco Moscoso Puello por una hermana a la que identifica como Miguelina, luego de que una valla publicitaria lo dejara parapléjico. Desde entonces, ningún familiar le visita y vive del hospital y de la caridad de las enfermeras y los voluntarios que le dan asistencia, pues no puede comer ni valerse por sí mismo.

Leslie Cooper, es de nacionalidad panameña, fue encontrado por los bomberos en una de las calles de la ciudad y llevado al Darío Contreras. Tenía una herida en su brazo derecho la cual le provocó un absceso que motivó la amputación de ese miembro. A este hombre, la voz se le ha apagado y entre lo poco que dice afirma que el hospital es su casa y que nadie lo saca de ahí.

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